La crisis económica y social provocada por la pandemia, la recuperación económica con alta inflación y la invasión de Rusia a Ucrania que provoca cambios abruptos en precios y costos deja a los gobiernos latinoamericanos muy expuestos a los cambios de humor social. Entramos en una zona mixta donde la izquierda y la derecha tienen enormes dificultades para imponerse más allá de una elección. Es tiempo de la “izquiercha” latinoamericana.
Si hacemos el ejercicio de sumar los votos que obtuvieron la izquierda o centro izquierda y la derecha o centro derecha en las últimas elecciones de Argentina (Legislativas 2021), Chile (Presidenciales 2021) y Colombia (Presidenciales 2022) vamos a ver una leve ventaja para la centro izquierda. Entre estas tres elecciones las opciones de izquierda o centro izquierda suman 25.700.000 de votos y la derecha o centro derecha alcanzan unos 23.500.000 votos. Boric en Chile, y Petro en Colombia giran hacia la centro izquierda y Argentina posiblemente gire hacia la centro derecha teniendo en cuenta la sostenida caída en los niveles de aprobación de Alberto Fernández.
Fuente: Elaboración propia en base a publicaciones del Servicio Electoral de Chile, Registraduría de Colombia, Cámara Nacional Electoral de Argentina.
¿Qué esconden estos porcentajes?
Esconden la fragmentación política. Las elecciones presidenciales de Chile y Colombia se resolvieron en segunda vuelta porque ningún candidato tuvo el apoyo popular necesario para ganar en primera vuelta. Hay una desconfianza generalizada en la clase dirigente latinoamericana que les impide ganar una elección si no es con el apoyo del voto del centro en una segunda vuelta. Este voto de centro no tiene ideología, puede elegir un candidato de izquierda o de derecha según la desaprobación que tenga el gobierno saliente, o también para evitar que gane el candidato “menos querido”. Boric en Chile y Petro en Colombia ganaron en ballotage gracias a un electorado “prestado” y “circunstancial”. No es casual que ambos presidentes hayan elegido economistas “de mercado” para llevar adelante su política macroeconómica.
Lula e Alckmin
Otro ejemplo de la “izquiercha” es el acuerdo entre Lula (PT) y Fernando Enrique Cardoso (PSDB) para impulsar la fórmula electoral Lula-Alckmin que posiblemente gane las elecciones presidenciales de este año en Brasil. Geraldo Alckmin pertenece a la “centro derecha” brasilera y fue rival de Lula en las elecciones de 2006. La alianza Lula-Alckmin no tiene como objetivo solo vencer a Bolsonaro, sino conducir a Brasil por los caminos del centro.
Nadie tiene la vaca atada
¿Por qué la vaca no está atada? ¿Por qué la izquierda y la derecha tienen poco para festejar aunque ganen elecciones? ¿Quiénes desempatan?
Algunas respuestas las podemos encontrar en los resultados de las últimas encuestas de Latinobarómetro que mide la opinión pública en la región. Sólo el 11% se considera de izquierda y el 12% de derecha. Es decir que los extremos ideológicos solo representan al 23% del electorado. El 70% no se siente cercano a ningún partido político y solo el 16% está conforme con el funcionamiento de la economía en su país. Además, los asuntos económicos son la principal preocupación con el 45% de las menciones.
Si hay disconformidad con el rumbo de la economía en países que aplican recetas económicas diferentes y los extremos ideológicos representan a una minoría (23%), la conclusión es que hay un camino por el “centro” que los partidos deberán recorrer para alcanzar una transitoria mayoría. El voto independiente no ideologizado es determinante en la región. Puede ayudar a ganar a la izquierda pero también a la derecha de acuerdo a los resultados económicos de los gobiernos.