Primero se trató de las consecuencias sanitarias que podían generar los “runners” (junio 2020), después de recortar los fondos de coparticipación a CABA para hacer frente a reclamos salariales de la policía de la Provincia de Buenos Aires (septiembre 2020), ahora el riesgo sanitario de dar clases, sólo en AMBA (abril 2021). Ninguna de estas decisiones fueron tomadas improvisadamente, sino todo lo contrario, forman parte de la estrategia política del oficialismo de embarrarle la cancha al dirigente que tiene la imagen positiva más alta, hoy, en el Gran Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta (54%). Que además tiene una ventaja sobre otros dirigentes de JXC, cuenta con 27% de imagen positiva entre seguidores de Cristina y 30% entre seguidores de Alberto.
Ninguno de los otros referentes de su espacio cuenta con ese margen para jugar de visitante en el conurbano bonaerense. También es cierto que esta estrategia del oficialismo lleva a Horacio Rodríguez Larreta a ocuparse de temas muy puntuales, y coyunturales, y lo aleja de la discusión de fondo: un proyecto nacional.
La pandemia: un escudo para Todos
En los primeros días de abril, antes del “debate” sobre el cierre de las escuelas, hicimos una encuesta en el gran buenos aires para conocer las razones por las cuales las personas tienen esperanza o desilusión en el gobierno nacional.
Entre las personas que tienen esperanza encontramos tres razones que explican, en gran parte, el comportamiento del oficialismo: 1. gobierno popular (“es un gobierno nacional y popular, que busca disminuir la gran desigualdad social”), 2. la pandemia impide que el gobierno cumpla sus promesas (“la pandemia impidió que el gobierno pudiera tener una gestión normal y que se pudieran realizar cosas que le hacen falta al país”), 3. polarización con Macri (“estamos atravesando el peor momento de la historia con una deuda y un país destrozado que dejó el macrismo”). El oficialismo sabe que puede rotar entre estos argumentos (con dólar atrasado y tarifas planchadas) para retener ese 30-35% de apoyo que tiene como piso en la provincia de Buenos Aires. Más vale pájaro en mano.
La desilusión
La desilusión en el gobierno nacional, que ronda el 63%, se basa en las siguientes razones: 1. la corrupción (“Son más corruptos de lo que eran”). 2. una gestión deficiente (“no puede resolver, ni siquiera mejorar, la situación frente los problemas que enfrenta la sociedad día a día”). 3. la inseguridad (“actúa en contra del ciudadano decente y a favor de los delincuentes”). Entre los desilusionados hay pocas referencias a la pandemia, o al coronavirus, para explicar su enojo con el gobierno. Esperan soluciones a problemas prexistentes a la pandemia.
Primeros pasos hacías las PASO
Entre votantes de Alberto hay un piso de 25% de desilusión con su gobierno. Este segmento del electorado es como un caballo desbocado Y puede poner en riesgo la vida del jinete. Si el gobierno logra contener la inflación y vacunar mucho más rápido es posible que una parte vuelva a tener esperanza. Pero sino, ¿qué jinete se anima?
Entre los desilusionados con Alberto, esta es la escala de imagen positiva de los dirigentes de Juntos por el Cambio y del peronismo disidente (en GBA): Horacio Rodríguez Larreta 50%, Patricia Bullrich 49%, Florencio Randazzo 36%, Roberto Lavagna 32% y María Eugenia Vidal 30%.
Pero ¿alcanza con imagen positiva? ¿Qué puede ofrecer la oposición desde el congreso para corregir los males que aquejan al país, al margen de la pandemia? Los salarios pierden esperanza cada vez más rápido.
Los razones de la Esperanza en el gobierno nacional
Las razones de la Desilusión en el gobierno nacional